“El uso indiscriminado que se está haciendo de colonias, lociones y champús contra los piojos está haciendo que estos se vuelvan más resistentes y sea muy difícil deshacerse de ellos”, afirma la doctora Ana Álvarez-Viéitez, dermatóloga del Hospital Nuestra Señora del Rosario de Madrid. Una realidad, la de la resistencia de los piojos a tratamientos específicos, de la que los expertos en salud son conocedores desde los años noventa. A lo largo de estas décadas, distintos estudios han confirmado que los champús que se utilizan para erradicar los piojos del pelo poseen una tasa de fracaso de entre el 30-40%; es decir, tras su aplicación, el porcentaje de piojos y liendres que se consigue eliminar con el tratamiento es del 60-70%.
Esta resistencia, que va ligada a la facilidad que tiene esta población para mutar, es uno de los inconvenientes con los que se encuentran los investigadores en el desarrollo de nuevos tratamientos que posean un elevado porcentaje de éxito tras su aplicación. Miguel Sánchez Viera, director del Instituto de Dermatología Integral, afirma que, “efectivamente, en los últimos 20 años los piojos han desarrollado resistencia a casi todos los fármacos de primera línea (aquellos compuestos con perimetrías y piretrinas). Estas son debidas a mutaciones genéticas en el ámbito de los receptores a lo largo de los años, en parte debido a un mal uso o poca constancia de los usuarios de estos tratamientos. De hecho, en los últimos años los expertos han mostrado más de 104 mutaciones genéticas que les permiten crear resistencia a los tratamientos convencionales”.
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